Lipoescultura, ¿arte o ciencia?

Lipoescultura, ¿arte o ciencia?
Dr. Rogelio López Guillemain
El Dr. Rogelio López Guillemain es médico especialista en cirugía plástica, estética y reparadora. Es encargado del servicio de Cirugía Plástica en el Hospital Domingo Funes de Córdoba.
Creación: 6 ene 2018 · Actualización: 6 ene 2018

Dijo Miguel Ángel Buonarroti, "Vi al ángel en el mármol y tallé hasta que lo dejé en libertad". Esta idea casi romántica de que la escultura estaba escondida dentro del bloque de mármol y que el artista solo despeja los pedazos de piedra que sobran, más que mostrar humildad, revelaba la simbiosis del propio artista con su arte.

Las esculturas siempre me han fascinado, diría que más bien me deslumbran. A diferencia de la pintura, que admiro, el mazo y cincel no permite errores, cuando se dio un golpe en falso, la idea original está perdida; no hay posibilidades de corregirla como en un cuadro. El arte a lo largo de la historia ha reflejado el ideal estético de la humanidad y la escultura no escapa de ello. Vemos por el lado de los hombres que hay una continuidad en cuanto a los parámetros físicos; abdominales marcados, cuerpos musculosos y fibrosos con posturas altivas, casi arrogantes. Pero la cosa cambia por el lado de la mujer.

El espacio que ella ocupaba en la sociedad, el papel que se esperaba que ella cumpliera y las pautas culturales y religiosas que regían su vida en determinada época, fueron modelando el espíritu y el cuerpo de la fémina. En la prehistoria la mujer era considerada como una propiedad, como una necesidad para que el hombre tenga un vástago, por lo tanto las representaciones presentaban mamas y caderas grandes, signos de la fertilidad que los hombres buscaban.

Llegando a las antiguas Grecia y Roma, las mujeres que son representadas en las estatuas son las diosas o aquellas que formaban parte de la mitología, por lo tanto no se representaban a las mujeres de carne y hueso. Estas mujeres eran bastante masculinas y transmitían una posición sino dominante al menos una fuerte presencia. En los primero siglos de nuestra era las imágenes se presentaban taciturnas, cubiertas completamente con ropas, dejando ver apenas sus rostros. La imagen de la mujer era la de la santidad, o quizás la del pecado que debía ser apartado de la mirada del hombre. Recordemos la preponderancia de la iglesia católica en aquellos años y la responsabilidad que se le atribuía a la mujer por aquello de la manzana.

Llegó el renacimiento y con él se volaron todos los ropajes que fajaban a las mujeres, aparecen los desnudos, las curvas que lindaban con la gordura y un estado de desparpajo. Así fue pasando el tiempo y llegamos a la actualidad. Lamentablemente las esculturas ahora son abstractas y no muestran como vemos a las mujeres hoy. Pero no todo está perdido, la fotografía ha venido a nuestro rescate. Este nuevo arte nos muestra a las mujeres actuales, sensuales, independientes, con cuerpos magros, firmes y con curvas en aquellos lugares que deben tenerlos…en fin una imagen, a veces, casi tan irreal como la de las diosas del Olimpo.

Por mi parte, esta exquisita frase me es útil para explicar algunas cosas acerca de la lipoescultura. Este procedimiento nos permite retirar las adiposidades que están de más y colocar volúmenes en aquellos lugares en donde hace falta. O sea, que el procedimiento tiene dos momentos, primero la liposucción y luego el liporelleno. Ya en 1921 Charles Dujarier intentó realizar una lipoaspiración en las rodillas de una bailarina, el resultado fue un verdadero desastre que le costó la pierna a la paciente.

Pasó el tiempo y los intentos no fueron demasiados alentadores, hasta que en 1982, otro cirujano francés, el Dr. Yves-Gerard Illouz, presentço una técnica que podríamos decir es la "abuela" de las técnicas actuales, mientras que la "madre" fue la ideada por Klein y Lillis en 1985. Así llegamos a la década del 90, momento en el que se produce un cambio conceptual de este procedimiento, en Italia y Brasil se comienza a realizar el modelaje con la grasa propia, la misma no se descarta más y se utiliza para rellenar depresiones, dar volumen a los labios o a los glúteos.

Lo cierto es que estos procedimientos son fantásticos, el poder trabajar en grandes superficies del cuerpo a través de unos pequeños orificio, es el objetivo de máxima a la que puede aspirar un cirujano plástico. Para la paciente, es la opción ideal para tratar aquellas adiposidades rebeldes, que no responden a las dietas, como los famosos flotadores (cintura) o las cartucheras (cara externa de los muslos). La lipoaspiración no es un procedimiento para bajar de peso, su fin es dar forma, modelar. Existen tres tipos de lipoaspiración, la convencional, la ultrasónica y la láser.

Los beneficios que brindan los dos últimos métodos (menos hematomas principalmente), se ven opacados por el hecho de que la grasa extraída no puede ser utilizada para relleno. Por lo tanto solo se puede realizar una lipoescultura si la liposucción fue realizada por el método convencional. Esta operación no es demasiado dolorosa si se indican analgésicos como es debido, no precisa un reposo demasiado prolongado y se utiliza una faja especial durante un mes.

Finalmente quiero volver a la frase inicial "Vi al ángel en el mármol y tallé hasta que lo dejé en libertad", aplicándola a este procedimiento quiere decir que debemos trabajar como cirujanos sobre el cuerpo de la paciente para alcanzar su mejor resultado posible, pero de ninguna manera se podrá conseguir algo distinto a lo que la estructura muscular y ósea nos confina; Miguel Ángel no podía sacar un demonio del mármol que tenía en su interior un ángel; tampoco nosotros.

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